Fábula del avestruz que hunde la cabeza en la arena

Cuando un avestruz escapa corriendo, puede acontecer que desaparezca de nuestros ojos repentinamente. Si se avanza hacia él, lo descubriremos sentado en tierra con el cuello extendido. De ahí debe de proceder la fábula del avestruz que hunde la cabeza en la arena para no ser visto. La inventaron los antiguos árabes y después la han repetido con el paso del tiempo infinidad de autores de libros. Los avestruces jóvenes tienen especial predilección por sentarse en tierra. Cuando uno se aproxima a ellos, se levantan de golpe y se alejan corriendo velozmente.

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