SAMAKI SAFARIS Safaris en Tanzania y Kenia

Los Maasai , una de las poblaciones negras más antiguas de África, son descendientes de los habitantes del  norte de África, que vivían a orillas del Nilo, en  la antigua Nubia. Viven en lo que consideramos su territorio actual desde hace 5 siglos y alcanzaron su máximo esplendor en el siglo XIX , ejerciendo un importante poder en la zona. Eran considerados fieros y temidos guerreros,  disfrutaban de los mejores pastos  y robaban habitualmente el ganado a sus vecinos, especialmente en temporadas de sequía. No olvidemos que los Maasai, consideran que todo el ganado vacuno del mundo les pertenece por derecho divino. Poco a poco los numerosos enfrentamientos y largas sequías fueron debilitando su poder, hasta que se enfrentaron al mayor de sus enemigos, los europeos. Con la colonización británica a principios del siglo XX, comenzó la presión para que cambiasen su modo de vida, además de la usurpación de los territorios que habían ocupado durante 5 siglos. Nairobi, que en lengua

Matanzas de animales para exterminar la mosca tse-tse Muchas estrategias se han empleado a lo largo de la historia para combatir la mosca tse-tse, unas con más éxito que otras. Pero la que llama la atención por su necedad y terrible daño a la naturaleza, fue la  llevada a cabo por J.K. Chorley. Anteriormente había estado encargado de combatir enfermedades producidas por tripanosomas en el hombre y en los animales de Rodesia Meridional. Como los medios utilizados en otros lugares resultarían demasiado costos, elucubro una diabólica solución, que así describió en sus diários : “ Cuando todos los animales salvajes hayan sido exterminados, también se extinguirá la mosca tse-tse, pues no hallará donde chupar sangre”. Con esta “brillante” idea, se puso Chorley manos a la obra que, repartiendo armas entre los indígenas y poniendo precio a cada animal muerto, no tardó mucho en causar serios estragos  a uno de los últimos santuarios de vida salvaje. En solo uno de sus informes anuales,

Las grandes ciudades crecen rápidamente. En los decenios y en los siglos próximos, la gente ya no viajará para contemplar las maravillas de la técnica, sino que saldrá de las ciudades, en que el aire está enrarecido, para ir a los últimos lugares de la tierra, donde vivan en paz las criaturas de Dios. Los países que hayan salvado tales lugares serán alabados y envidiados por los otros, y a ellos afluirán los turistas en número extraordinario, ya que con la naturaleza y sus libres moradores no ocurre los mismo que con los palacios destruidos en la guerra; éstos vuelven a reconstruirse, pero cuando los animales del Serengeti hayan sido aniquilados, nadie podrá devolverles la existencia.  BERNHARD GRZIMEK (April 24, 1909 - March 13, 1987)

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