Las grandes ciudades crecen rápidamente. En los decenios y en los siglos próximos, la gente ya no viajará para contemplar las maravillas de la técnica, sino que saldrá de las ciudades, en que el aire está enrarecido, para ir a los últimos lugares de la tierra, donde vivan en paz las criaturas de Dios. Los países que hayan salvado tales lugares serán alabados y envidiados por los otros, y a ellos afluirán los turistas en número extraordinario, ya que con la naturaleza y sus libres moradores no ocurre los mismo que con los palacios destruidos en la guerra; éstos vuelven a reconstruirse, pero cuando los animales del Serengeti hayan sido aniquilados, nadie podrá devolverles la existencia.

 BERNHARD GRZIMEK (April 24, 1909 - March 13, 1987)

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